El cambio climático es una realidad de la que cada vez somos más consciente. Muchos de los efectos ya se empiezan a hacer evidentes y, por eso, los negocios están comenzando a tomar acción instalando etiquetas electrónicas ecológicas.
Este cambio de mentalidad se está viendo reflejado en todos los sectores, buscando entre otras cosas, fuentes de energía más sostenibles, ofreciendo productos ecológicos o instalando etiquetas electrónicas en su negocio. De ese modo, su objetivo es conseguir reducir su huella medioambiental y contribuir a paliar los efectos del calentamiento global.
Por qué las etiquetas electrónicas son ecológicas
Nuestro producto cuenta con diferentes certificaciones como el marcado CE y el cumplimiento de la directiva RoHS, entre otras entre sus beneficios intangibles.
Las etiquetas electrónicas son ecológicas porque posibilitan la digitalización de diferentes operaciones de un negocio y suponen una alternativa sostenible para la comunicación de información, precios y diferentes detalles a los clientes.
Las etiquetas electrónicas reducen el uso del papel
Una de las principales características que hacen de las etiquetas electrónicas sean ecológicas es porque su instalación reduce el uso del papel. Muchos de los negocios (especialmente en el sector de la hostelería y el retail) cambian la información de las etiquetas con alta frecuencia. Como resultado, se gastaban y desechaban grandes cantidades de papel (y tinta) cada día.
La producción de papel requiere la tala de árboles que puede producir la deforestación de bosques y tener efectos terribles para el medio ambiente. Con las etiquetas electrónicas los negocios ya no tienen la necesidad de imprimir nuevas etiquetas cada vez que quieren hacer algún cambio. Solo deben hacer una pequeña modificación el software para que estas se actualicen y muestren la nueva información.
Las etiquetas electrónicas reducen la huella de carbono
Otro de los mayores beneficios de las etiquetas electrónicas es que no se conectan al sistema eléctrico del negocio sino que funcionan con baterías que duran hasta 5 años. Así, no solo no contribuyen al consumo eléctrico del negocio sino que ayudan a ahorrar energía.
La duración de la batería hace que las etiquetas electrónicas sean una tecnología respetuosa con el medio ambiente y reduzca la huella de carbón. Además, muchos de sus componentes son reciclables, por lo que pueden volver a usarse para fabricar nuevas o cualquier otro aparato electrónico.
Ayudan a reducir el desperdicio alimenticio
Las etiquetas de papel solo pueden mostrar el nombre y precio de los productos. Sin embargo, las etiquetas electrónicas pueden hacer mucho más y ayudar así a evitar el desperdicio alimenticio.
Como alternativa ecológica, las etiquetas electrónicas permiten aplicar promociones o destacar productos (especialmente productos frescos) que están cercanos a su fecha de consumo preferente, evitando así el desperdicio alimenticio.