La productividad es el principal objetivo de cualquier empresa: obtener el mayor beneficio con el mínimo tiempo, esfuerzo e inversión posible. Para conseguirlo es imprescindible una gestión optimizada, especialmente en grandes empresas o procesos de producción.
La gran competitividad en mercados globales provoca la experimentación de las empresas con nuevas formas de organización para buscar el mejor resultado. Por eso, existen diferentes modelos de gestión con ópticas diversas.
Qué es el lean manufacturing
El lean manufacturing es un método de organización con origen en Japón. Las diferentes teorías de procedencia coinciden en ubicarlo en la empresa Toyota a inicios del siglo pasado. Fue tal su éxito que sigue vigente como uno de los principales métodos organizativos y de productividad.
El método pretende utilizar menos recursos para eliminar el desperdicio y las pérdidas oponiéndose así a la producción en masa. Para conseguirlo se apoya en el análisis y la experiencia de los trabajadores en contacto directo con el proceso y producto usando los recursos estrictamente necesarios.
En este análisis exhaustivo establece diferentes tipos de desperdicios, entendidos como todo proceso o actividad que necesita de más recursos que los estrictamente necesarios y no aportan valor al cliente ni al propio proceso de producción. Los principales son:
- Sobreproducción
- Tiempo de espera
- Transporte
- Exceso de procesado
- Inventario
- Movimientos innecesarios
- Defectos
- Falta de creatividad
Según el método eliminando estos desperdicios el producto final tiene mucha mejor calidad y el tiempo (y por tanto coste) de producción se reduce considerablemente.
El modelo japonés se basa en procesos seguros que reducen los riesgos financieros y aumentan los beneficios. Se muestra reticente, por ejemplo, a probar nuevos materiales que podrían ser más baratos pero menos eficientes para poder calcular los gastos detalladamente en las fases iniciales de creación de un producto.
La filosofía tras el lean manufacturing defiende “hacer las cosas bien” y «todo puede mejorar». Por eso, se busca la calidad inmejorable desde el primer momento, detectando los posibles errores en la etapa previa a la producción mediante la revisión y verificación consistente de los diferentes puntos. Por otro lado, sacan partido de la flexibilidad que les aporta la producción bajo demanda para ofrecer productos diversos. Además, buscan relaciones a largo plazo con proveedores y colaboradores para reducir riesgos y, por tanto, costes.
Uno de sus puntos clave es la dimensión humana: las personas son el capital más importante de la empresa. El trabajo en equipo, la colaboración y comunicación es esencial para conseguir un buen clima de trabajo. Cada empleado debe saber qué se espera de él para que el método pueda aplicar las técnicas de mejora correspondientes.
Otras ventajas del lean manufacturing son:
- Reducción de los plazos de entrega y mejora de la puntualidad
- Reducción del inventario
- Aumento del retorno de la inversión
- Mayor satisfacción del cliente
- Mejor valor de la empresa
Este método puede suponer la supervivencia a medio y largo plazo de todo tipo de empresa siempre que se lleve a cabo el cambio de perspectiva necesario para implementarlo: vender soluciones a los clientes, no productos.
A pesar de su larga historia, la confusión en la terminología en español y la reticencia a reconocer la necesidad de un cambio en la estructura empresarial siguen presentes. No obstante, la aplicación puede hacerse de forma progresiva o selectiva, adaptándose así a cada caso particular y enfocándose en el largo y medio plazo.
Movimientos innecesarios
Uno de los desperdicios del lean manufacturing es el movimiento innecesario. El método considera que hay «un sitio para cada cosa y cada cosa en su sitio». Por eso, después de eliminar de los procesos empresariales elementos innecesarios, se asigna un lugar determinado a los elementos indispensables para que estén ordenados y correctamente indicados.
Este orden pretende evitar inconvenientes tanto para el trabajador como para la empresa. El movimiento está relacionado con la ergonomía del lugar del trabajo y afecta tanto a la calidad como a la seguridad.
Todo el tiempo dedicado a mover, buscar y encontrar materiales o lugares es tiempo perdido que no aporta ningún valor al producto final. Las razones por las que se suelen producir este tipo de búsquedas sin resultados pueden ser:
- Mal planteamiento del método
- Mala organización del lugar de trabajo
- Grandes cantidades
Este tipo de desperdicios pueden tener diferentes consecuencias como la menor eficacia de la producción e incluso daños tanto al personal como a la maquinaria. Este último se produce de forma especial en todos aquellos procesos repetitivos que no se lleven a cabo de forma ergonómica.
Algunas formas de evitar los desperdicios de movimiento innecesario son:
- Situar las herramientas más usadas cerca de la zona de trabajo.
- Ajustar el tamaño de las plataformas o herramientas según la demanda o necesidad.
- Usar herramientas de apoyo que mejoren el proceso de trabajo.
En este último punto es donde las etiquetas electrónicas, con su tecnología “pick-by-light”, pueden resultar de ayuda especialmente en empresas como almacenes, instalaciones logísticas y grandes superficies.
Las etiquetas electrónicas permiten reducir los tiempos de movimiento gracias a su tecnología LED que se puede iluminar en diferentes colores (hasta 8 diferentes) para asignar cada uno a una actividad o trabajador y que, de ese modo, puedan desarrollarse diferentes actividades en una misma zona sin confusiones. Contacta con nosotros y te ayudamos en tu instalación de etiquetas electrónicas para logística.