Las tiendas físicas están pasando por momentos muy complicados. La pandemia del coronavirus ha acelerado un proceso que llevaba años gestándose. La mayoría de las zonas comerciales que hasta el momento estaban llenas de pequeñas tiendas físicas están cerrando. ¿Puede que la digitalización sea por primera vez efectiva y visible en este sector como solución?
La necesidad de la digitalización
A pesar de que, como hemos comentado, este es un problema con el que los comercios físicos vienen encontrándose ya varios años no se le había prestado la atención suficiente. Parece que el momento ha llegado y la población en general le está dando la importancia que tiene al hecho de que esta crisis económica y sanitaria esté provocando que muchos negocios echen el cierre. Concretamente, los negocios comerciales del centro de las ciudades.
Como ejemplo de esta relevancia ganada recientemente, diferentes medios se están haciendo eco de ello. Este debate está presente en todo el mundo. Una revista alemana publicó este verano una encuesta a sus lectores sobre si la solución pasaría por ampliar el horario comercial y abrir los domingos. El resultado, aunque sabemos que no es representativo, fue mayoría en contra (55%).
La búsqueda de la solución forma parte de un debate amplio sobre el que hay muchas opiniones. De hecho, el problema ya lleva tiempo en los planes o puntos de mira de diferentes políticos y seguirá siendo protagonista de debates y mesas redondas en los próximos meses. Aunque es difícil hacer una predicción precisa UPTA (Unión de Profesionales Trabajadores Autónomos) estima que la facturación del comercio de proximidad se ha desplomado un 60% este año.
El Gobierno de España anunció en julio el plan «España Digital 2025» de una inversión de 140.000 millones de euros para la digitalización del país centrado principalmente en la conectividad rural y la transformación de las PYMES.
La digitalización como solución
La búsqueda de la solución es un proceso largo y arduo pero, como vemos, aunque los horarios de apertura parece que no supondrían una gran diferencia en los resultados la digitalización sí. De hecho, este es uno de los pocos aspectos en los que hay un consenso en todos los agentes involucrados: desde los directivos, hasta los expertos pasando por los políticos.
Hace un tiempo, muchos propietarios no se animaban a hacer una inversión en digitalización ya que esta pasaba desapercibida. Las novedades tecnológicas solo recibían atención si eran muy llamativas. Algo así como un robot que hablase o indicase el camino al cliente. La digitalización, sin embargo, tiene sus mejores consecuencias en el plano de la estructura digital, aunque esta no suponga atención mediática.
El propósito de la digitalización es hacer del retail físico una actividad económica viable, adaptada al futuro. Por eso, es necesario que la pequeña y mediana empresa empiece a situarlo entre sus objetivos y le saque provecho. Hasta el momento este tipo de empresa no había conseguido observar el valor añadido que la digitalización aportaba a negocio. Las pequeñas y medianas empresas no lo habían empleado nunca antes como argumento de venta así como lo hacían con el precio, la marca, la calidad o más recientemente la sostenibilidad.
Hasta no hace mucho el cliente no le daba el valor que merecía a la digitalización sino que era algo que se daba por hecho. Lo cierto es que esto está cambiando y la digitalización ha pasado a ser uno de los mejores valores añadidos y elementos de diferenciación.
Ante el aumento de la competencia cada aspecto es esencial para diferenciarse: el diseño, la experiencia, la comodidad, etc. El retail digital, que podría parecer a priori una de las competencias más fuertes, siempre está disponible (conveniencia) pero no es una experiencia tan real y personal (experiencia) como la compra en tienda física.
Muchos propietarios y responsables del comercio minorista están reaccionando ante los cambios y están comenzando a invertir en la transformación digital para intentar captar un porcentaje del gasto de los clientes en el sector. La principal cuestión que surge en el momento de la inversión se centra en cómo hacer que esta inversión sea efectiva y visible ante los consumidores.
Es en este momento cuando las etiquetas electrónicas son la respuesta ya que el principal objetivo del producto es justamente ese: ayudar a las tiendas físicas a diferenciarse de la competencia creando una experiencia omnicanal para mejorar la experiencia de compra de los clientes. Así, se favorecerá la fidelización de los clientes y aumentará su ticket medio.