El coronavirus ha supuesto un parón en la economía del país y ante la progresiva vuelta a la normalidad que nos espera es momento de adaptar nuevas medidas que ayuden en el proceso de la reapertura del comercio físico después del coronavirus.
Aunque algunos países de Europa que ya están volviendo a abrir las tiendas no esenciales cada uno lo está haciendo a un ritmo diferente y con sus propias medidas. En Estados Unidos, por ejemplo, se anunció que a partir del 1 de mayo se reabrirían gimnasios y se reiniciarían las competiciones deportivas, dejando libertad a cada estado para hacerlo según su nivel de infectados.
En España, sin embargo, todavía no hay determinaciones claras con respecto a fechas ni protocolos de actuación establecidos para cuando las tiendas físicas vuelvan a abrir. A pesar de ello, muchas grandes marcas llevan desde el inicio de esta pandemia analizando y planificando protocolos de actuación para cuando se les permitiese la apertura teniendo en cuenta todas las posibilidades.
Durante esta crisis el comercio online ha tenido a su vez un auge y un reto. Un auge porque ha aumentado su uso debido a que muchas veces era la única forma de conseguir determinados productos y ha habido más demanda. Sin embargo, esto ha supuesto a la vez un reto para aquellas empresas o sectores (como la alimentación) que no tenían bien desarrollado su sistema y ha puesto al descubierto los errores y las posibles mejoras del sistema.
Además, ha dejado claro el poder de la omnicanalidad y la digitalización de las tiendas físicas para que la compra satisfaga la forma de comprar de los españoles: una compra híbrida entre lo físico y lo online. Además, para animar a los clientes a venir a comprar a la tienda (ante su inicial reticencia después del aislamiento) deberemos ofrecer experiencias personalizadas y procesos de compra sencillos.
En cuanto a lo que sucederá con la reapertura de las tiendas no hay nada claro pero sí que estamos seguros que la compra será algo mucho más higiénico y menos sociable. Los hábitos de compra cambiarán (aunque ya lo han hecho) y tendremos más en cuenta la higiene del local, la frecuencia, el miedo a las grandes multitudes, etc… Por ejemplo, en China, donde ya se han abierto las tiendas, se observa mayor gasto en tiendas individuales que en las que están dentro de centros comerciales porque la gente prefiere evitar las aglomeraciones.
Las medidas que se tomen puede que sean similares a las que ya están implantando en otros países. Algunas de ellas son el uso de mascarilla y guantes, la desinfección constante de superficies, la toma de temperatura a la entrada a las tiendas, el aforo limitado y el distanciamiento social, la desinfección de ropa devuelta o probada (en probadores separados) o incluso la negación de probarse la ropa, la preferencia de pago con tarjeta, etc. También se baraja la opción de una especie de cabinas de desinfección a la entrada de una tienda que otros países ya están usando.
Para colaborar a esta compra rápida y antiséptica las etiquetas electrónicas son una buena solución. Con ellas las tiendas podrán actualizar los precios de manera automática y sin contacto. Es decir, los empleados no tendrán que estar continuamente en contacto con los precios y los productos y esto tanto a los empleados como a los clientes.
Sin duda alguna, nuestros hábitos de consumo y de higiene van a verse afectados después de esta crisis, pero deberemos adaptarnos y apoyar al comercio para poder salir de ella de la forma más fácil para nuestra economía.
¿Cómo crees que serán las tiendas después de todo esto? Te leemos en comentarios.